Tomar una
foto como esta es bastante díficil aquí en
Barcelona.
Aquí los embotellamientos son de los que te ponen de mal humor. Este de Villalgordo me hizo gracia, pues volvíamos de
Villar de la Encina de buscar el
pan calentito para desayunar, y ese día nuestro desayuno quedó a merced de las
ovejas.
¡Cómo está -MANDAU, hombre!- no va a quedar siempre todo a merced de los mismos.. Ja, ja, ja...¡y el que tenga prisa que espere, que aquí en los
pueblos se viene a ir sin prisa y a relajarse!
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