... de encrucijadas; en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza, o una oreja menos. Tened paciencia; que aventuras se ofreceran donde no sólo os pueda hacer gobernador, sino más adelante.
Agradeciendoselo mucho Sancho y, besandole otra vez la mano, y la falda de la loriga, le ayudó asubir sobre rocinante, y él subió sobre su asno y comenzó a s eguir a su señor, que, a paso tirado, sin despedirse ni hablar más con las del coche, se entró por un bosque que allí junto estaba. Seguíale ... (ver texto completo)
Agradeciendoselo mucho Sancho y, besandole otra vez la mano, y la falda de la loriga, le ayudó asubir sobre rocinante, y él subió sobre su asno y comenzó a s eguir a su señor, que, a paso tirado, sin despedirse ni hablar más con las del coche, se entró por un bosque que allí junto estaba. Seguíale ... (ver texto completo)