IGLESIA DE SANTA MARIA DE VILLAREJO
Esta iglesia estaba situada en un pequeño promontorio al final de la calle Santa Ana. Durante los años de la guerra incivil fue dañada por disparos de mortero y al parecer alguna bomba destruyó buena parte del techo y la torre del campanario quedó destruida en toda su parte superior no quedando de ella ninguna campana.
Lejos de intentar repararla, cosa que no habría costado tanto, no se bien porque ni quien dio la orden, (en su día por el año 1960) se dio permisos para derribarla a pico y pala. Si, que nadie se extrañe pues fue a base de pico y pala que durante años, varios obreros del pueblo encaramados en sus paredes fueron destruyendo sillar a sillar y piedra a piedra todos sus muros.
Creo que como mucha gente del pueblo y desde mi adolescencia vi en esta acción una autentica barbaridad, seguro, pensábamos que habría sido más barato repararla que los costes de derribar tan antiguo monumento.
Pero ¿Qué ocurrió con la gran mole de piedras y sillares que de ella iban sacando?. Pues bien, había un señor llamado Juanito que compró la concesión de explotación, pues este había montado un horno junto a la carretera de Montalbo en el cual quemaba las piedras de dicha iglesia para transformarlas en yeso que después vendía para la construcción. Yo más de una vez me pregunté si no había en Villarejo nadie que protestase por tal barbaridad, pero tiempo después con la distancia comprendí el gran poder fáctico que ejercía por un lado la Jerarquía de la iglesia (léase Obispado, Conferencia Episcopal) y por otro las fuerzas políticas de la dictadura en autentica comandita para hacer y deshacer cuanto se proponían sin que nadie les contradijera.
Esta iglesia estaba situada en un pequeño promontorio al final de la calle Santa Ana. Durante los años de la guerra incivil fue dañada por disparos de mortero y al parecer alguna bomba destruyó buena parte del techo y la torre del campanario quedó destruida en toda su parte superior no quedando de ella ninguna campana.
Lejos de intentar repararla, cosa que no habría costado tanto, no se bien porque ni quien dio la orden, (en su día por el año 1960) se dio permisos para derribarla a pico y pala. Si, que nadie se extrañe pues fue a base de pico y pala que durante años, varios obreros del pueblo encaramados en sus paredes fueron destruyendo sillar a sillar y piedra a piedra todos sus muros.
Creo que como mucha gente del pueblo y desde mi adolescencia vi en esta acción una autentica barbaridad, seguro, pensábamos que habría sido más barato repararla que los costes de derribar tan antiguo monumento.
Pero ¿Qué ocurrió con la gran mole de piedras y sillares que de ella iban sacando?. Pues bien, había un señor llamado Juanito que compró la concesión de explotación, pues este había montado un horno junto a la carretera de Montalbo en el cual quemaba las piedras de dicha iglesia para transformarlas en yeso que después vendía para la construcción. Yo más de una vez me pregunté si no había en Villarejo nadie que protestase por tal barbaridad, pero tiempo después con la distancia comprendí el gran poder fáctico que ejercía por un lado la Jerarquía de la iglesia (léase Obispado, Conferencia Episcopal) y por otro las fuerzas políticas de la dictadura en autentica comandita para hacer y deshacer cuanto se proponían sin que nadie les contradijera.