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VILLAREJO DE FUENTES: … -O yo me engaño o esta ha de ser la más famosa aventura...

Y ayudandole a levantr torno a subir sobre Rocinante que medio despaldado y habando de la pesada aventura siguieron camino del Puerto Lapice porque alli decia Donquijote no era posible dejar de muchas y diversas aventuras por ser lugar muy pasajero En resolucion aquella noche la pasaron entre unos arboles y de uno de ellos desgajo Do Quijote un ramo seco que casi le podia servir de lanza y puso en el hierrode la que se le habia quebrado Despues que amanecio tomaron a su comenzado camino del Puerto Lapice y a obra de las tres del dia le descubrieron poco despues asomaron dos frailes de la orden de Sanbenito cballeros sobre dos dromedarios que no eran mas pequeños que dos mulas en que venian Traian sus antojos de camino y sus quita Detras dellos venia un coche con cuatro o cinco de a caballo que le acompañaban y dos mozos de mulas a pie Venia en el coche como despues se supo una señora Vizcaina que iba a Sevilla donde estaba cu marido que pasba a las Indias con un muy horoso cargo No venian los frailes con ella a unque iban el mismo camino mas apenas los diviso Don Quijote cuando dijo a su escudero...

… -O yo me engaño o esta ha de ser la más famosa aventura que se haya visto, porque aquéllos bultos negros que allí parecen deben de ser. Y son sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada una princesa en aquel coche, y es necesario deshacer este entuerto a todo mi poderío.

-Peor será esto que los molinos de viento –dijo Sancho-. Mire Señor, que aquellos son frailes de San Benito, y el coche debe de ser de alguna gente pasajera. Mire que digo que mire bien lo que hace, no sea el diablo que le engañe.

-Ya se ha dicho Sancho –respondió don Quijote-, que sabes poco de achaque de aventuras: lo que yo digo es verdad y ahora lo verás.

Y diciendo esto, se adelantó y se puso en la mitad del camino por donde los frailes venían, y, en llegando tan cerca, que a él le pareció que le podrían oír lo que dijese en alta voz dijo:

-Gente endiablada y descomunal, dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche lleváis forzadas; si no, aparejáos a recibir presta muerte, por justo castigo de vuestras malas obras….