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VILLAREJO DE FUENTES: Hola Eduardo;...

RELATO DE
UNA VISITA A UN PUEBLO CASTELLANO
HOMEAJE A SU GENTE SENCILLA Y ENTRAÑABLE

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Esta historia, no la toméis por real, tan solo pretende ser un cuento, por supuesto un cuento mal contado, tampoco es una crónica, a lo sumo y si el lector es benevolente se podría decir que es un modesto relato de escasa, más bien exigua inspiración y tan plagado de incorrecciones literarias como falto de técnica gramatical.

Entro pues en el relato, anunciando un puñado de preámbulos, y sea el primero advertir de que el pueblo del que hablaré lo conocí por primera vez, muchas décadas atrás, en mi juventud, y del que ahora cuento, es el mismo, solo que visto y sentido con los ojos de mi presente madurez.

Por respeto y por cariño, al pueblo y a sus pobladores, a más de por no herir ni modestias ni sentimientos, que no es ni lejana intención, me abstendré de mencionar nombres. Pero si por veleidades del destino el relato llegara a manos y lectura de quienes conocen mis querencias, dejo algunas pistas, si se adivinaran, que nadie se sienta ni aludido ni molestado, pues me repito, no es esa la intención, más bien lo contrario, que solamente piense con benevolencia, que mi visión es hoy tan mala, como siempre ha sido mi capacidad para describirla.

Os traslado en mi relato a la Mancha Castellana, tierra de llanuras, de suaves oteros, de clima áspero, a veces feroz, tierra rala de árboles, terruño que solo da fruto con el constante sacrificio y esfuerzo de quien la cuida, de quien la libera de abrojos, cardos, hiedra y barzal, para obtener de ella el pan del día a día y poco más, y eso, los años en que la lluvia la bendice, el viento la mies no acama, ni los pedriscos rompen las espigas.

La villa en cuestión, de cuyo nombre me acuerdo y sé su lugar, más no quiero en esta ocasión mencionar, se adorna con múltiples iglesias, cenobios e imponentes casas blasonadas.

Otrora esta villa fue cuna de familias nobles y se da por certeza que en ella nacieron insignes prelados cuyo recuerdo no es mito ni leyenda si no historia comprobada, hoy puede que no alumbre con tanta abundancia clérigos ilustres pero sigue siendo paridera de recios castellanos, más notables por su trabajo, ingenio y callado sacrificio que por su aristocrática cuna.

Es la villa de mi relato, vecina y muy cercana, a otra de similar empaque histórico, pero más poblada, y que por capricho de quienes en algún pasado siglo dividieron legados feudales, la dotaron de notario, juez y jugado y por ende de la dudosa honra de tener depósito carcelario y alguaciles. Mas también puede ser conocida esta ultima villa de que ahora os hablo por los abundantes restos de un castillo que vivió mejores tiempos y del que se dice que fue retiro y morada de nada menos que de una Emperatriz de Francia, esposada con Napoleón III, nacida en España y cristianada con el nombre de Eugenia de Montijo, y más modernamente escenario de ordalías, justas y torneos cinematográficos del burgalés Rodrigo Díaz de Vivar apodado por moros valencianos “Mío Cid”, mítico guerrero mercenario, unas veces a sueldo y fortuna de reyezuelos cristiano y otras de cabecillas moros, y al que algún historiador, un tanto chovinista por lo que se ve, dio en llamar “El Cid Campeador”, todo ello y por supuesto en versión cinematográfica de Charlton Heston. Ya que el tal Mio Cid ni siquiera los cascos de su caballo Babieca hollaron estas tierras. Al menos ningún historiador lo menciona. Que yo sepa.

A muy pocas leguas de ambos pueblos anduvieron desfaciendo entuertos el Caballero Quijano y su orondo escudero Sancho, según contó al mundo la ágil pluma y portentoso talento de un mutilado en batalla naval, por más señas recaudador de reales tributos que sus deslices y descuadres le llevaron a conocer prisión.

Presumo que ya van suficientes preámbulos y retomo mi relato sobre la villa de la que en realidad quiero hablaros, quedan en ella todas las nobles sillerías y blasones que en mi juventud me impresionaron, se corona con imponentes iglesias formidablemente fortificadas, nadie sabe si defendiendo en recatada oración la fe que las creó, o como baluartes militares protegiendo señoríos cristianos, o tal vez por que fueron levantadas en otrora por ser tierra disputada por nobles señoríos.

Si ahora contemplarais el interior de estos templos, reconstruidos, rehabilitadas sus naves, cruceros, linternas, atrios, capillas, cuadros, imágenes y retablos, os maravillará además de su belleza actual, el recapacitar sobre los dones que la providencia derramó sobre los artesanos que con infinita paciencia y agotador esfuerzo supieron legarnos trabajos tan sólidos en su exterior como primorosos en su interior.

No es que yo naciera en este pueblo, ni tampoco mis padres, estos provienen de otro de igual partido del que otro día quisiera hablaros. Pero si tuve la dicha de conocer este pueblo, es por que en el habita hoy la segunda generación de familiares de mi apellido y sangre, mantengo mi promesa inicial y no diré nombres propios, pero dejo para los avispados una pista; a mi pariente, el que vive allí, le bautizaron con el mismo nombre que el de un pueblo navarro a orillas del río Aragón, de donde casualmente es oriundo un Francisco inscrito en el Santoral Romano.

A este pariente, al que tengo especial afecto, últimamente le sacudo de vez en cuando alguna que otra visita inesperada, atraído por su hospitalidad y por la serena y sencilla belleza de su pueblo, muchas veces mi presencia se excusa en motivos baladíes, como aquello tan socorrido de “...... pasaba por ahí cerca y vengo a saludaros...”, y digo saludaros por que tiene, como manda Dios, la salud y las buenas costumbres del lugar, y sobre todo, una encantadora esposa, que a más de hospitalaria paciente, posee las virtudes naturales de las mujeres de la austera

Hola Eduardo;

Por las explicaciones que das el segundo pueblo es Belmonte lleno de historia y monumentos, lugar que me encanta y me gusta visitar siempre que estoy por allí. El primero tiene que ser Villaescusa de Haro un pueblo también con historia de la que aun quedan huellas algo deterioradas por el paso del tiempo y el poco cuidado que han recibido. Uno de mis apellidos proviene de este pueblo, mi bisabuela era de allí.

Bueno por lo menos tú parece que conoces la zona y la has visitado porque estos niños/as de la página no han ido nunca ha estos pueblos con lo cercanos que están a Villarejo a mí me parece mentaría pero es así. Les tengo hecha la propuesta y no hay manera de que los pueda llevar a enseñarles estos pueblos, por una banda: Villaescusa de Haro, Belmonte, Mota del cuervo y El Toboso mí pueblo ja, ja, ja. Y por la otra: las ruinas de Segobriga y Ucles con su monasterio majestuoso que no se porque me recuerda al Alcázar de Toledo. Eduardo si quieres te los enseño a ti también, te apuntas a la excursión?

Tú debes de llevar tiempo sin visitar Belmonte porque el castillo ya esta rehabilitado y abierto al publico desde hace 3 años. Incluso en el piso de abajo han habilitado uno de los salones para celebrar bodas o convenciones. Lo han dejado muy bonito, limpiado, barnizado y pintado, hasta algunos muebles han puesto. El palacio del Infante Juan Manuel también lo han rehabilitado recientemente.

Saludos: Dulcinea.