-25% solo aquí
tristeza
hace tiempo, que para mi,
no rasgan la negrura de la noche,
los hirientes rayos de la rojiza lontananza,
en querella por desplazar la oscuridad.
veo densa y gris la amanecida,
apenas si alcanza su triste luz
a resucitarme de mi melancolía.
no hay en mi vista horizontes,
ni nubes,
no veo montañas,
no hay cielo, no hay tierra.
tan solo guarda
mi cansada retina.
imágenes de desbordado
azabache hirviendo.
imploro calladamente una brisa,
que refresque el aire
que ya he agotado,
en mantener la vida
del dia que ya no es.
en pasajeros recuerdos,
añoro claras fuentes
de cantares cristalinos.
hoy solo percibo,
manantiales desbordados
en viscosos borboteos.
se que vi sotos y praderas,
rezumando primavera
ahíta de garzón y flores.
ahora solo sé de otoñada
con abrojos espinosos.
la retama ha empapado mis sentidos,
que un fatídico ayer me dio a beber.
me cubro con pesada clámide,
aplastando mis gastados huesos.
me asfixia y ciega,
gundaleta bruna.
maldigo aquellas almas
que han mordido el altivo pedernal,
labrando la horadada
por la que desciendo,
cual pavesa,
mecida en torbellinos.
a ninguna ciencia
requerir ayuda puedo
para dar luz a mi aflicción.
ni veo a un dios al que implorar,
el rocío de un fe y una luz.
extinta mi cordura,
solo el débil hilo de telaraña,
que aún me atrapa
con vacilantes destellos.
reitera machaconamente
que mi único mal es la soledad.
y para más saña del destino
que me ha calamitado,
bien pudiera ser,
y por ser peor lo es.
que mi desvarío
es soledad entre multitud.
fin
e. p. p.
hace tiempo, que para mi,
no rasgan la negrura de la noche,
los hirientes rayos de la rojiza lontananza,
en querella por desplazar la oscuridad.
veo densa y gris la amanecida,
apenas si alcanza su triste luz
a resucitarme de mi melancolía.
no hay en mi vista horizontes,
ni nubes,
no veo montañas,
no hay cielo, no hay tierra.
tan solo guarda
mi cansada retina.
imágenes de desbordado
azabache hirviendo.
imploro calladamente una brisa,
que refresque el aire
que ya he agotado,
en mantener la vida
del dia que ya no es.
en pasajeros recuerdos,
añoro claras fuentes
de cantares cristalinos.
hoy solo percibo,
manantiales desbordados
en viscosos borboteos.
se que vi sotos y praderas,
rezumando primavera
ahíta de garzón y flores.
ahora solo sé de otoñada
con abrojos espinosos.
la retama ha empapado mis sentidos,
que un fatídico ayer me dio a beber.
me cubro con pesada clámide,
aplastando mis gastados huesos.
me asfixia y ciega,
gundaleta bruna.
maldigo aquellas almas
que han mordido el altivo pedernal,
labrando la horadada
por la que desciendo,
cual pavesa,
mecida en torbellinos.
a ninguna ciencia
requerir ayuda puedo
para dar luz a mi aflicción.
ni veo a un dios al que implorar,
el rocío de un fe y una luz.
extinta mi cordura,
solo el débil hilo de telaraña,
que aún me atrapa
con vacilantes destellos.
reitera machaconamente
que mi único mal es la soledad.
y para más saña del destino
que me ha calamitado,
bien pudiera ser,
y por ser peor lo es.
que mi desvarío
es soledad entre multitud.
fin
e. p. p.
