Pues tienes toda la razón. Yo añado a toda la familia (o casi). Recuerdo que de chico el pueblo me parecía tan grande que era imposible recorrerlo entero, hasta el último escondrijo, y que de tanto intentarlo sabía cuando se había movido una piedra del camino. Ahora las cosas se ven con otros ojos, bueno, no del todo :) echo de menos no ir con más frecuencia, aunque vuando vas un fin de semana por ahí suelto da un poco de pena porque cada vez queda menos gente. Seguramente que la gente que no sea de allí no entienda el sentimiento tan profundo que tenemos los que sí lo somos, pero es que la belleza de este paisaje y de sus gentes es incomparable.
Hay dos cosas en mi vida que son imprescindibles, una y por encima de todo es mi madre, zafreña de los pies a la cabeza, y otra Zafra de Záncara. No sé que haría yo sin alguna de estas dos...