Perteneció al Común de la Tierra de Atienza, estando bajo su jurisdicción y usando su Fuero. En 1434, el rey don Juan II hizo donación de este lugar, junto con otros muchos de tierra de Jadraque y Atienza, a su fiel cortesano don Gómez Carrillo y su esposa doña María. Su hijo don Alfonso Carrillo de Acuña lo vendió a don García de
Torres, caballero soriano, de quien pasó a su hijo, don Ruy Sánchez de Torres. Este lo vendió a los condes de Cifuentes, y así quedó incluido en sus estados, formando mayorazgo desde 1523 junto a los lugares de Renales y Torrecuadrada. En el siglo XVI obtuvo el privilegio de Vila, y pasó luego, como todo el condado de Cifuentes, a la
casa de los duques de Pastrana. En la
plaza mayor, muy amplia, se encuentra el
rollo/
picota, símbolo de villazgo. Hace unos años se situaba encima de la
fuente. Actualmente, y con la intención de devolverlo a su forma orginal, se cambia la fuente por un pie en
escalera. Se trata de un rollo cilíndrico, con remate en pináculo agudo, y con cuatro medios cuerpo de leones, bien tallados, en las cuatro direcciones. Parece ser obra de la segunda mitad del siglo XVI.
PATRIMONIO.
La
iglesia parroquial es obra del siglo XVI y presenta algunos detalles de interés: aunque su
fábrica, de sillar y sillarejo, es amazacotada y sin relieves, en cambio destaca su
portada, orientada al sur, en la que se mezclan elementos góticos (un alfiz enmarcando el
arco de entrada, de traza conopial con remate de florón central) y renacentistas (molduras que rodean el arco semicircular de ingreso). Su interior, de una sola nave, presenta un gran arco triunfal entre la nave y el presbiterio. Se trata de un gran arco de sillares con molduras,
rosetones y bolas talladas, de fuerte
tradición gótica. Su
caserío presenta ejemplos de la casa tradicional de la zona, con fábrica de sillarejo calizo y algunos entramados en pisos altos. También muestra portones adovelados.