Nadie está exento de él. “Nada con exceso” es una máxima citada por todos y por nadie observada.
De todos los seres nadie es tan dado a abusar como la raza humana. Chicos y grandes, todos pueden ser acusados de este defecto.
Después el cielo encargó a los hombres que castigasen a aquellas bestias, y os hombres, a su vez abusaron del divino mandato.
Echáronse sobre ellas, y tal destrozo hicieron, que el cielo dio licencia a los lobos para devorar algunas reses. ¿Qué hicieron los lobos? Acabar con todas ellas, y si no acabaron, esa era su intención.
Para corregir ese defecto del trigo, permitió Dios a los carneros que cercenasen la exuberancia de las mieses pródigas.
El trigo, rico don de la rubia Ceres, si crece demasiado espeso y lozano, esquilma la tierra y no grana bien. Lo mismo pasa a los árboles.
Nadie procede con la debida moderación: en todas las cosas hay que guardar ciertamente temperamento. ¿Lo hacemos así? No: siempre pecamos por carta de más o por carta de menos.
Nada con exceso
Otro proverbio:
El arte es como un naranjo, que precisa un suelo y un clima adecuado para florecer y dar fruto.
Algunos han madrugado más que yo. Los he visto irse. Ya están en la vega cavando, regando, ó recolectando. ¿Que bonitos tienen algunos los huertos?.