Y así diciendo se encaramo bonitamente al
árbol más cercano. La zorra dio mil vueltas y revueltas, todas inútiles; metiese en cien
rincones, escapó cien veces a los valientes canes, probó todos los asilos imaginables, y en ninguna madriguera encontró
refugio; el humo la hizo salir de todas ellas, y dos ágiles perros la estrangularon por fin.