En la película se ven perfectamente la abadía y varios castillos que hay en el viaje.
Ese recorrido que nosotros hicimos era parte del que hizo Sissí, cuando fué a Viena para casarse con Francisco José.
Es un sitio precioso. La biblioteca es enorme. Los paisajes alucinantes y más encima que llegamos en barco por el Danubio.
Umberto Eco llamó a uno de los protagonistas de su famosa novela El nombre de la rosa Adso de Melk, como tributo a la abadía y a su famosa biblioteca.
El anverso muestra una vista de la fachada de la iglesia de la abadía y sus dos alas laterales. Pueden observarse las torres barrocas gemelas y el gran domo de la iglesia tras ellas.
La abadía de Melk fue seleccionada recientemente como motivo central de una moneda de coleccionismo del alto valor; un euro de plata acuñado en abril de 2007
La escuela de la abadía volvió a funcionar tras la Segunda Guerra Mundial, y actualmente cuenta con cerca de novecientos estudiantes de ambos sexos.
La abadía consiguió sobrevivir otras amenazas a su existencia durante las Guerras Napoleónicas, e incluso en el periodo siguiente al Anschluss, la anexión nazi de Austria en 1938.
Debido a su fama y altura académica, Melk consiguió escapar a la disolución bajo José II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, mientras muchas otras abadías austríacas fueron confiscadas y disueltas entre 1780 y 1790.
Son particularmente destacables la iglesia de la abadía, con frescos de Johann Michael Rottmayr, y la magnífica biblioteca, con incontables manuscritos medievales y frescos de Paul Troger.
La Abadía de Melk consiguió su impresionante aspecto barroco actual entre 1702 y 1736, tras la reforma dirigida por el arquitecto Jakob Prandtauer.
Desde 1625 la abadía ha sido miembro de la Congregación Austríaca, actualmente incluida en la Confederación Benedictina.
El monasterio fue también un referente en la producción de manuscritos. En el siglo XV la abadía se convirtió en el centro de la Reforma de Melk, un movimiento que devolvió cierto vigor a la vida monástica de Austria y el sur de Alemania.
. En el siglo XII se fundó una escuela, y la biblioteca de la abadía alcanzó rápidamente renombre por su extensa colección de manuscritos.
Fue fundada en 1089, cuando Leopoldo II, soberano de Austria, entregó uno de sus castillos a los monjes benedictinos de la Abadía de Lambach.