Una mujer de
Albares fue al
médico a Alcalá de Henares, que es donde vivía su hija. En la sala de espera del consultorio, entre otras personas hay un hombre negro, la buena mujer extrañada, le pregunta, que si le pasaba algo, este respondió que no, y ella a su vez dijo, es que como es usted tan negro, a lo que el susodicho contesto, es que soy así, pues entonces hijo que poquito tienes que agradecer a Dios.