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ALBARES (Guadalajara)

Flora de Albares. Estramonio
Foto enviada por FG

Brady murió cinco años más tarde,
Hubo que hacerle una cama y una mesa de operaciones adecuadas a su gordura, los cirujanos no pudieron operarle: las capas de grasa de su cuerpo impedían llegar a su estómago, que era seis veces más grande de lo normal
En 1912, con 56 años, ingresó en el hospital para ser operado de cálculos biliares
Para almorzar le servían una bandeja de almejas, otra de ostras, otro bife, una langosta, ensalada, pastel de fruta y casi una caja entera de bombones.
El Rey, comprensivo y viendo que se trataba de una extranjera que no conocía el placer de mojar en la yema de un estupendo huevo, le ofreció participar de este sencillo festín, cosa a lo que ella se negó
La Reina, se sintió totalmente sorprendida y le recriminó que no hiciera eso. Que guardara las formas aunque nadie le estuviese viendo.
Una anécdota leída en un estupendo libro de Don Carlos Fisas (La sonrisa de los reyes), nos viene a corroborar que todos, incluso los reyes, hacemos cosas poco protocolarias en nuestra intimidad.
Dice que estaba desayunando el Rey Alfonso XIII, y entró su señora, Victoria Eugenia de Battenberg, a los aposentos.
Alfonso XIII y el desayuno.
. En el lugar y acompañado por un cheque cubriendo los gastos de los destrozos y del frac se halló una tarjeta de visita de Giuseppe Di Stefano. El adorable Pippo con mucha gracia nos recordaba sus orígenes sicilianos por intermedio de su amigo de la cantina."
A la mañana siguiente leímos en los diarios un curioso hecho: en una gran tienda y en el departamento de trajes de etiqueta se había cometido un robo con rotura de vidrio
Sin embargo, cuando la reina tomó su lugar en el palco, Di Stefano se presentó en escena con un elegante frac que le sentaba admirablemente.
Por supuesto un artista en gira no tiene la costumbre de llevar traje de etiqueta y todos nos preguntamos cómo haría Pippo para conseguir uno, si todos los negocios estaban cerrados.
En efecto. La reina Isabel II que acababa de visitar Canadá, llegó a Chicago y hubo que improvisar un concierto en el Lyric Theater. A último minuto la embajada inglesa informó que, de acuerdo con el protocolo, el tenor debía presentarse de frac.
Pippo era un maestro en el arte de esquivar los ensayos. Cuando se puso en escena Carmen en Chicago permaneció en la cantina del teatro sin que nadie se atreviera a buscarlo: estaba comiendo con el más famoso "gangster" de la ciudad que, además, le hizo un gran favor.