Pues a mí, hay varios de estos sitios que no importaria visitar, aunque sean espeluznantes.
Sus interminables laberintos de tumbas, su ambiente húmedo, oscuro, donde la muerte aún pervive más que en ningún otro sitio, hacen de su visita una experiencia única.
Las catacumbas, a las afueras de la Roma urbana, son parte del circuito turístico, pero no una parte sin más...
Es perfectamente entendible que no sea una zona demasiado poblada, ya que vivir con esta amenaza constante no debe ser precisamente lo más de lo más.
Stromboli es una isla volcánica situada al sur de Italia, en el mar Tirreno. Debe su nombre al volcán activo que la formó, cuyo cráter se eleva nada menos que 926 metros sobre el nivel del mar.
Stromboli, la isla volcánica
Hay, en concreto, una pequeña vitrina colocada a los pies del turista con un feto conservado en formol que constituye la mejor muestra de la tragedia.
En este museo ubicado en la antigua Saigón se pueden apreciar las fotografías que muestran las malformaciones genéticas sufridas entre los vietnamitas por el uso de herbicidas y defoliantes experimentales durante la Guerra de Vietman por el ejército estadounidense.
En Benarés, una de las siete ciudades santas del hinduismo, las aguas del Ganges se inundan del olor de los cuerpos calcinados, una sensación nueva y escalofriante para el turista.
En la India es costumbre que a los difuntos se les cubra de flores, se les incinere y, sobre una base de tablones, se les empuje hacia el agua del río.
Cuando en el año 79 d. C. el fuego del Vesubio acabó con la vida de más de 2.000 personas que quedaron petrificadas por las cenizas y congeló para siempre templos, anfiteatros y villas patricias, también nació el escenario más provocador y escalofriante del planeta, Pompeya.