El sillón- susurró Alicia. Entre ambas empujaron el pesado sillón contra la
puerta, pero en medio de la oscuridad reinante, los nervios y el llanto de sus hermanas menores se llevaron por delante una lámpara que se cayó explotando las lamparitas y una mesita ratona con
adornos acuñados a través de los años por la dueña de
casa que se desplomaron y crujieron como si se partieran mientras escuchaban el sonido del
agua contenida en un florero caer sobre la alfombra.