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ALBARES (Guadalajara)

Tumba de Félix Alcalá Galiano
Foto enviada por FG

IR, ¿a qué hora es lo de la biblioteca está tarde? ¿los nuestros también pueden ir?
vamos mmj, que me tienes en ascuas.
Siento decirtelo..... pero termina así en incognita. A tú linda imaginación. Luego le dices a R. que las lea. El no estubo con las historias de miedo.
vamos mmj, que me tienes en ascuas.
Desearon que sus padres llegaran a rescatarlas y nunca los minutos les parecieron tan largos.

El teléfono negro era el único objeto que permanecía en el lugar de siempre y ninguna se animaba a tocarlo.
Pero lograron correr el sillón y se sentían a salvo.

Las dos primas se sentaron inmóviles sobre el sillón en el silencio en la oscuridad.

Canela, la gata maullaba, y como si supiera lo que estaba ocurriendo se acurrucó en los brazos de Lily, su dueña.
El sillón- susurró Alicia. Entre ambas empujaron el pesado sillón contra la puerta, pero en medio de la oscuridad reinante, los nervios y el llanto de sus hermanas menores se llevaron por delante una lámpara que se cayó explotando las lamparitas y una mesita ratona con adornos acuñados a través de los años por la dueña de casa que se desplomaron y crujieron como si se partieran mientras escuchaban el sonido del agua contenida en un florero caer sobre la alfombra.
Alicia y Pato se asomaron nerviosas a la ventana para escudriñar los departamentos vecinos mientras las más pequeñas lloraban abrazadas.

De pronto escucharon el sonido del ascensor que arrancaba. Corrieron a pegar el oído contra la puerta y corrieron la tranca. Escucharon abrirse la puerta y pasos en el palier.

Contuvieron la respiración con esfuerzo.
Lily se largó a llorar y Susana, la acompañó lagrimeando con cara de espanto.

¡Apaguen la luz! ordenó Alicia. Pato corrió a cumplir de inmediato la astuta decisión de su prima. Ahora las más chicas redoblaron su llanto.

¡Silencio! ¡Callense por favor!- les gritó Pato.
¡Hola! Gritó Alicia. Del otro lado un largo silencio y luego una voz grave y espesa le dijo susurrando: -Sé que están solas.

Alicia colgó el tubo y aterrorizada comunicó el mensaje a su hermana y a sus primas.

-Nos está mirando- balbuceó Pato
Cuando se disponían a comenzar su raid telefónico, al levantar el tubo no escucharon el característico tono sino una respiración fuerte y sonora en el auricular. ¡Hola!- Repitió Alicia y haciéndole señas a sus primas para que guardaran silencio les fue pasando el tubo para compartir el extraño sonido. Pero este, tornó en una carcajada estruendosa y desconocida. Era la voz de un hombre.
Mientras apuntaban una nueva lista de víctimas y proponían los mensajes sonó el teléfono.

Alicia, la mayor atendió pensando que eran sus padres para controlarlas: - ¡Hola! ¡Hola!- dijo calmada. Del otro lado de la línea se escuchaba música clásica. – ¡Hola! ¡Hola! Volvió a repetir… pero del otro lado solo se escuchaban los acordes de un violín lejano.

Cortó y siguieron preparando su juego.
Este pasatiempo del teléfono había resultado un éxito. Era la primera vez que recibían insultos de semejante magnitud y les dolían las mandíbulas de tanto reírse.
El juego se había puesto divertido y hasta Lily participaba con entusiasmo sugiriendo nuevas bromas.
Una vez conseguido el solemne juramento de Lily, se dispusieron a hacer los llamados correspondientes: Al Señor Gallo le preguntaron por sus gallinas, al Señor Gordo le ofrecieron una dieta, al Señor Gavilán le ofrecieron una jaula, al Señor Castillo le ofrecieron mudarse a un rancho, a la Señora Rojo le preguntaron que pensaba hacer este año que estaba de moda el azul y así continuaron muertas de la risa anotando prolijamente a sus destinatarios y los distintos insultos que recibían de sus víctimas ... (ver texto completo)
Ay, dijo Lily – Dejame tranquila.

¡No! Dijo Pato- Tenés que jurar que no vas a decir nada.

Está bien. Lo juro – contestó Lily en un susurro.

-Por Canela- Dijo Pato agregando- y no cruces los dedos en tu espalda.

- ¡Está bien! lo juro por Canela- Mientras juraba, mostró sus manos y le echó una mirada triste a su gata que dormía en el sillón.