Luz ahora: 0,01381 €/kWh

ALBARES (Guadalajara)

Tumba romana. Ercabica
Foto enviada por FG

Según cuenta la leyenda, san Lorenzo se negó a entregar las riquezas de la Iglesia al prefecto, y en cambio las distribuyó entre los pobres. Cuentan que sobre su tumba, en Roma, se levantó una iglesia, que hoy en día es una de las siete basílicas romanas.
Y mmj con sus cosas insólitas.
Hasta luego.
Según cuenta la leyenda, san Lorenzo se negó a entregar las riquezas de la Iglesia al prefecto, y en cambio las distribuyó entre los pobres. Cuentan que sobre su tumba, en Roma, se levantó una iglesia, que hoy en día es una de las siete basílicas romanas.
El diácono de la Iglesia de Roma, Lorenzo (Hispania, 210-Roma, 258) fue quemado vivo y lentamente en una parrilla a raíz de una orden del prefecto de Roma.
Debían ser unos higos chumbos, porque si no, no se entiende que le pareciera tan graciosa la escena. Crisipo escribió más de 700 tratados, de los que se conservan sólo algunos fragmentos.
Según cuenta la leyenda, el filósofo estoico griego Crisipo (Soli, 281- ¿?, 208 a. C.), discípulo de Zenón de Citio y notable dialéctico, murió de un exagerado arrebato de risa que le provocó, según parece, la contemplación de una escena en la que un burro se comía unos higos.
También parece ser que llevaba un anillo hueco lleno de veneno, un puñal de oro y una cuerda, también de oro, para poder estrangularse por si todo lo anterior fallaba. Pero, aunque sea sorprendente, fue asesinado por su guardia personal, quienes le ahogaron con la esponja que los romanos utilizaba en lugar del actual papel higiénico, cuando el joven emperador, de tan sólo dieciocho años, cumplía con sus necesidades fisiológicas.
La muerte del emperador romano Sexto Vario Avito Basiano, fue bastante singular. Cuentan las crónicas que era bastante extravagante, y pese a su corta edad cuando fue elegido, catorce años, estaba obsesionado con la muerte. Al parecer, se hizo construir un patio de pórfido al pie de sus habitaciones para, en caso de peligro de muerte, poder saltar y matarse.
El luchador turco Yusuf Ismael murió ahogado en 1898, cuando el barco en el que viajaba de regreso a su patria, tras realizar un gira por los Estados Unidos, zozobró al chocar con otra embarcación. Lo curioso es que casi todos los pasajeros del barco lograron sobrevivir nadando, pero Yusuf se hundió, ya que se negó a deshacerse de los cinturones de oro que había ganado en sus combates en los Estados Unidos.
Posteriormente, y otra vez junto a Casio sublevó todo el Oriente, pero fue derrotado por Antonio y Octavio en el año 42 a. C. en Filipos. Tras esto huyó sólo, y como otros famoso personajes de la Historia se suicidó.
El político romano Marco Junio Bruto (Roma, 85- ¿?, 42 a. C.), que ha pasado a la historia por participar en la conjura que preparaba Casio contra César, de la que incluso llegó a ser uno de sus dirigentes, y que terminó con el asesinato de César, tuvo un final un tanto dramático. Según cuenta la historia tras el asesinato de César huyó de Roma, refugiándose en Grecia
Al parecer, un día que paseaba comenzó a hacer mucho calor, por lo que temiendo derretirse, se tiró de cabeza a un pozo, y en lugar de morir fundido, murió ahogado.
Cuentan las crónicas del siglo XVII que el médico, orador y poeta Gaspar Balaus, creyó al final de su vida que estaba hecho de mantequilla. Por ello, por temor a morir derretido, evitaba acercarse al fuego y a cualquier otra fuente de calor.
Gaspar Balaus, Bruto, Yusuf Ismael, Basiano, Crisipo y San Lorenzo
El caso de Pierre Gaspard Chaumette (Nevers, 1763-París, 1794) es como el de otros revolucionarios franceses. Pierre había participado activamente en el Club de los Cordeliers y en la Comuna de París de 1792. Además había jugado un papel muy importante en la política del Terror llevada a cabo por el Comité de Salvación Pública. No es de extrañar que con el establecimiento de la Asamblea y la caída de Robespierre, muriera como él, guillotinado.