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ALBARES (Guadalajara)

La apoteosis. El Himno de la Alegría
Foto enviada por FG

Irena era la única que sabía los nombres y las direcciones
de las familias que albergaban a los niños judíos;
soportó la tortura y se rehusó a traicionar a sus colaboradores
o a cualquiera de los niños ocultos.
En un colchón de paja de su celda,
encontró una estampa ajada de Jesucristo.
La conservó como el resultado de un azar milagroso
en aquellos duros momentos de su vida,
hasta el año 1979, en que se deshizo de élla
y se la obsequió a Juan Pablo II.
Pero un día los nazis supieron de sus actividades.

El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo
y llevada a la prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada.
Allí aguardó, sin que nadie lo sospechase, el pasado de 2,500 niños…
hasta que los nazis se marcharon.
Anotaba los datos en pequeños trozos de papel
y los guardaba dentro de botes de conserva
que luego enterraba bajo un manzano en el jardín de su vecino.
Entonces ideó un archivo en el que registraba
los nombres de los niños y sus nuevas identidades.
Por eso no le bastaba solamente mantener a esos niños con vida.
Quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres,
su identidad, sus historias personales, sus familias.
Irena vivía los tiempos de la guerra
pensando en los tiempos de la paz.
Con su ayuda, elaboró cientos
de documentos falsos con firmas falsificadas
dándole identidades temporarias a los niños judíos.
Logró reclutar al menos una persona
de cada uno de los diez centros del Departamento de Bienestar Social.
en sus manos cualquier elemento
se transformaba en una vía de escape.
cestos de basura, cajas de herramientas,
cargamentos de mercaderías,
sacos de patatas, ataúdes...
Comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus,
pero pronto se valió de todo lo que estaba a su alcance
para esconderlos y sacarlos de allí:
Cada vez que le ocurría algo así, luchaba con más fuerza por salvar a más niños.
Algunas veces, cuando Irena o sus chicas volvían a visitar a las familias para intentar hacerlas cambiar de opinión, se encontraban con que todos habían sido llevados al tren que los conduciría a los campos de la muerte.