Tras su paso por escenarios provinciales y la radio, descubierto por Luis Mariano (el "rey de la opereta") y llevado a
Francia, tuvo su primera oportunidad en la pantalla grande en 1956, gracias a Antonio del Amo, quien le dio el papel protagonista en El pequeño ruiseñor, film modesto que alcanzó un gran éxito, lo lanzó como sucesor de Pablito Calvo, y fue seguido de otros por el estilo: Saeta del ruiseñor, El ruiseñor de las cumbres, Escucha mi canción, etc.