En diciembre de 1997, el Tribunal Supremo se sumaba a la "amnistía" a los
carteles, declarando las siluetas parte del patrimonio cultural y
artístico. La sentencia dejaba claro que "ha superado su inicial sentido publicitario y se ha integrado en el
paisaje y debe prevalecer, como causa que justifica su conservación, el interés estético o cultural, que la colectividad le ha atribuido".