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ALBARES (Guadalajara)

Mi casita de muñecas; vista general
Foto enviada por IR

Fabricio Bozzolan, encargado del Le Martinez (Cannes) tuvo que recorrerse toda la costa sur de Francia buscando semillas de alcaparra. Y es que una anciana sudamericana quería llevarse estas semillas a su país. Tras una larga búsqueda, el encargado encontró algunas semillas en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas.
Un exótico souvenir
Eran las 9 de la mañana del día de Navidad. Sin embargo el encargado localizó a un diseñador de vestuario dispuesto a recogerlos del estudio de grabación. Una hora y media después el cliente salía por la puerta vestido de Santa Claus.
Waldo Hernández, el encargado principal del SLS de Beverly Hills está acostumbrado a trabajar bajo presión y con plazos de tiempo muy cortos. Hace poco tuvo que preparar una cena de aniversario y contratar una banda de mariachis con apenas dos horas de antelación. Las últimas Navidades, un cliente con algunas copas de más pidió en recepción tres trajes de Papá Noel.
Peticiones urgentes
El encargado del hotel anterior, Raffaele Sorrentino, tuvo que enfrentarse a otra petición a cientos de kilómetros. Un cliente quería comprarle a su mujer un bolso, pero justo ese modelo no estaba disponible en Alemania, sólo se vendía en París. Así que Sorrentino tuvo que enviar a un empleado a dicha ciudad para satisfacer al huésped.
Regalo de cumpleaños
Una familia viajó desde Hannover a Berlín para alojarse en el Hotel Adlon Kempiniski. Sin embargo una vez en la habitación descubrieron que se habían olvidado en casa el osito de su hija, y la niña no podía dormir sin el peluche. Así que el encargado del hotel, Raffaele Sorrentino, tuvo que enviar a un empleado a Berlín -cinco horas de viaje- para recoger el peluche de la residencia de la familia.
El osito de la niña
Otra petición en el mismo Resort tampoco pudo ser cumplida. Un cliente con poca cobertura en su móvil exigió a la dirección del hotel la instalación inmediata de una antena de telefonía móvil.
Falta de cobertura
Algunas exigencias no pueden ser cumplidas por mucho que el cliente sea millonario, el hotel sea de lujo o el encargado se emplee en un 100% por conseguirlo. Un cliente del Resort Sagamore -un complejo hotelero de estilo victoriano situado en el Lago George en Nueva York- solicitó cambiar la chimenea de gas de su habitación por una más romántica de leña. Su deseo no fue concedido ya que supondría cambiar toda la instalación.
Al calor de la chimenea
Un cliente muy rico y habitual del Ritz-Carlton de Cancún quería ver una película al aire libre pero en privado. Lo que en principio no entrañaba muchas dificultades se complicó cuando el huésped especificó que quería que fuera en la playa pero no quería tener contacto con la arena. Así que el hotel envió una delegación a Ciudad de México con el fin de comprar las suficientes alfombras para cubrir una buena extensión de playa.
Un cine al aire libre