. La Corte pasó a ser brillante, ostentosa y donde primaba la búsqueda de los placeres sobre todo lo demás. La fama de la dama no solo se extendía por
Francia, sino también por el resto de Europa: se hablaba de las telas de sus riquísimos
trajes, de sus fantásticas joyas, de su forma de exhibir el escote, sus peinados, tocados,... Pasó a convertirse en un mito de la época, al cual todos querían criticar, y al mismo tiempo, imitar.