Siempre se ha visto en este personaje una parodia de Manuel Vázquez, que acostumbraba a caricaturizarse a sí mismo con una personalidad similar. Ibáñez imaginó un artista bohemio: en la buhardilla de Manolo suelen verse varios lienzos apilados, y en su primera aparición le encontramos duchándose con el
agua que cae por el canalón del
edificio, sin que parezca aún definido su carácter de moroso.