Una Educación más centrada en estrategias que en contenidos. Porque su sistema operativo ya no reside sólo en la escuela como hardware y en profesor-alumnos como software. Una educación 2.0 que genera, comparte y experimenta en red y en la Red
Una brújula para el peregrinaje vivencial en ese long-life learning que nos atenaza irremediablemente.
Necesitamos de procesos de aprendizaje para preparar buenos kits de supervivencia con los que desarrollar capacidad análitica y creativa para la participación social.
La Educación, así con mayúsculas, es la encargada de preparar al ciudadano para caminar en la incertidumbre y en las micronarrativas de los nuevos entornos sociales.
El hipertexto, el multimedia y la interactividad generan oportunidades pero también desafíos en la forma de representar, comprender y aprehender el mundo.
Alguien que nos ayuda a preparar el petate, a identificar las setas venenosas, los cantos de sirenas y los personajes de Propp. La Red es nuestro bosque por explorar. Comienza la aventura.
El maestro debe ser un caminante más, alguien que repite trayecto, que nos acompaña y que nos da buenos consejos apoyados en su experiencia.
Para este viaje sólo necesitamos una mochila ligera pero bien abastecida para disfrutar del camino, desafiar las inclemencias y crecer con las conversaciones.
Pero la decisión sobre qué camino tomar frente a una bifurcación es una opción solitaria, formada en un criterio que se ha de pulir en la experiencia. Porque la Red también tiene sus semáforos, sus aceras, sus postas, sus cruces de carretera, sus trashumantes y sus bandoleros.
Con algunos sólo hacemos una parte del trayecto, con otros caminaremos toda la vida. A gran parte de ellos les vemos en los albergues, esas esferas colectivas donde intercambiar impresiones y remedios.
Ante nuestros teclados, la puerta a un viaje iniciático que hay que aprender a andar solos, sabiendo escoger buenas compañías. Por el camino, otros peregrinos con los que cruzar palabras, reflexiones, risas y lamentos.
Todos transitamos por estos caminos. Porque todos somos peregrinos digitales, ya sea con más o menos rutas en el tacógrafo.
Hay turistas, hay viajantes, hay mercaderes y hay paseantes. Unos se detienen a admirar el paisaje y deciden cambiar de ruta según sus intuiciones. Otros van en puente aéreo y no ven más que nubes.
Las etiquetas, los agregadores, los blogs, los wikis, etc. son muescas en el camino. De nosotros depende contribuir en nuestro recorrido con sólidas piedras o con efímeras migas de pan.
Está asfaltado con nuevos lenguajes y texturas, pero sus rutas no aparecen en los GPS. Cada uno de nosotros hemos de diseñar nuestro recorrido y apoyarnos en las indicaciones de quienes ya pasaron por allí.