A sus 55 años, Cindy McCain pudo ser Primera Dama si su marido, John McCain, hubiera
ganado las elecciones presidenciales. Aunque ha participado en la campaña electoral, Cindy declaró que quería volver a dar al cargo de Primera Dama un toque tradicional, alejándolo de la política. Afirmó que si se convertía en Primera Dama dejaría de asistir a las
reuniones del gabinete presidencial pero continuaría apoyando a las organizaciones benéficas.