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ALBARES (Guadalajara)

Setas
Foto enviada por IR

La saturación en la zona de Cogolludo desplaza a los micólogos aficionados hacia la Sierra de Pela después de arrasar los setales.
Los setales de la zona de Cogolludo, después de mucho tiempo de explotación, están destrozados y pisoteados. Los pueblos de la Sierra norte, paralelamente, han visto aumentar considerablemente la afluencia de visitantes.
Normalmente, el precio del kilo de seta de cardo en la zona de la Sierra de Pela sobrepasa los 20 euros. Fuera de temporada, puede alcanzar los 120 euros. Los restaurantes de la comarca, son los habituales compradores de este preciado alimento. Suelen tener los arcones llenos con cientos de kilos de setas congeladas. De esta forma, pueden mantenerlas en la carta durante todo el año.
Lo que parece evidente es que este interés creciente de “seteros” ha provocado, desde hace ya años, la creación de un mercado negro de las setas en Guadalajara. La variedad de estos hongos silvestres es múltiple, pero destacan por su valor las setas de cardo, que salen en las praderas y terrenos calizos; los níscalos, que están vinculados a los pinares; y los boletus en las serranías.
En Tamajón se forman caravanas de coches que luego acaban transportando níscalos. Igual que en la carretera de Cogolludo, donde es habitual encontrarse hileras enteras de vehículos cuyos dueños aparecen provistos de cestas de mimbre, a la antigua usanza, lanzándose a la búsqueda del hongo perdido.
No es el único lugar donde se localiza esta extendida práctica. En muchos pueblos de la Tierra de Molina y del Alto Tajo es fácil toparse en esta época con auténticas romerías de “seteros”, como en Poveda de la Sierra o en Zaorejas.
Cualquier sábado de otoño a las ocho en punto de la mañana, el alto de Los Llanos, un paraje situado entre Galve de Sorbe y Campisábalos, parece la entrada de un centro comercial. Soportando la lluvia y el frío, cantidad de vecinos del pueblo y de foráneos se afanan en buscar los famosos ‘boletus de la sierra’.
Para intentar poner freno a esta situación, algunos Ayuntamiento de la zona afectada intentan que se regule la recolección de setas y hongos.
Esta afición, muy extendida sobre todo los fines de semana, acarrea la llegada de turistas, pero provoca efectos nocivos para el medio ambiente al carecer de un marco legal que controle su regulación.
La temporada de otoño atrae cada año a miles de visitantes a la Sierra de Pela, y en general a toda la zona norte de Guadalajara, para practicar la recogida de setas y hongos.