Ahora que se lleva la televisión con “mucho ritmo”, hubiera estado bien este programa porque realmente tenía mucho movimiento. Ver a Miguel de la Quadra-Salcedo (un auténtico mito televisivo) jadeando micrófono en mano, afrontando los peligros de los lugares donde iba con un cronómetro sobreimpreso mientras intentaba obtener las respuestas necesarias era para hacer correr al más tranquilo.