Y se metió la zorra entonces en el cubo ande había bajado. Y el lobo se metió en el otro cubo y, como pesaba más, se deslizó para abajo y la zorra subió para arriba. Y hay se quedó el lobo buscando el queso, y la zorra se fue muy contenta a ver a sus zorritos.
--Pero no sea usted torpe. Metasé usted en el otro cubo y verá como así entra fácilmente.
--Y la zorra le dijo:
--Pero no puedo yo entrar -- la decía el lobo--. ¿Cómo voy yo a entrar? Súbalo usted sóla.
-- ¡Ay, amigo lobo! ¡Que grandón está el queso! ¡No puedo con él! Venga usted a ayudarme a subirle.
--Pues bueno, amiga zorra, entre usted por el queso. Y la zorra se metió en uno de los cubos y entró por el queso. Y desde abajo le gritaba al lobo:
Y se asomó el lobo y vió la Luna y creyó que era un queso grandón. Pero el lobo sospechoso, la dijo a la zorra:
-- ¡Ay amigo lobo, que el queso es grandón! Mire asomesé usted.
Y se fueron la zorra y el lobo a buscar los quesos. Y llegaron a una casa y pasaron unas tapias y llegaron ande el pozo, y la Luna se reflejaba en el agua y parecía un queso. Y se asomó la zorra y volvió y le dijo al lobo:
--Deténgase usted, por dios, señor lobo. Mire que yo se donde vive un señor que tiene un pozo lleno de quesos.
Y iba a darle la primera mordida, cuando la zorra le dijo:
-- ¡Que no me importa!, la dijo el lobo.
--El año pasado si que estaba gordita, pero ahora tengo que darles de mamar a mis cuatro zorritos y apenas hallo bastante para crear leche para ellos.
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