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ALBARES (Guadalajara)

Maquillaje de la Sta. pepis
Foto enviada por IR

el 90% de accidents d autos, es por culpa d los hombres..... porq siempre le prestan las llaves a las mujeres
la mujer es libre mientras la cocina sea grande
Buenas noches
Estoy contigo, es bueno hacer amigos.
buenas tardes. ALBARES. os puedo asegurar que mi amigo pedro es muy buena persona: Y en cuanto ami me podreis conocer ahora mismo. www corosantiaguin. con
UN SALUDO PARA TOD@S
Estoy contigo, es bueno hacer amigos.
Bueno, bueno yo no pienso de la misma manera. Es bueno hacer amigos conociendolos de algo.
En pocos meses, la Señorita Pepis tuvo acabado un libro de 120 páginas, escrito como sus cartas, «con el corazón», porque se dio cuenta de que había alguien «a quien le podía interesar mucho».
En ese momento, la Señorita Pepis no creyó oportuno desvelar su verdadera identidad. Hace poco, uno de sus numerosos sobrinos descubrió la otra faceta de su tía y le repitió la sugerencia. Margarida Callao aceptó esta vez la proposición.
Una de las mejores fans de Margarida Callao, Anna Maria Bañeres, le sugirió hace tiempo que escribiese un libro con sus memorias.
Margarida Callao, quien afirma que a su edad todavía tiene «la cabeza llena de pajaritos», utiliza para sus viajes un maletín de la Señorita Pepis. «Los juguetes estaban muy bien hechos y la prueba es que aún me paseo con el maletín arriba y abajo».
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La señorita Pepis dejó su consultorio a los 72 años, «en un momento en el que todavía tenía sentido común y me podían hechar de menos. Continuar a mis años hubiera sido un error».
Lo del nombre era lo de menos». Tanto el libro, publicado por la editorial Ketres, como la correspondencia que se reproduce en él, reflejan una persona sencilla que se implicaba sinceramente en cada una de las respuestas.
«El pseudónimo es muy cursi, desde luego -reconoce Callao-, pero a mí me lo dieron como una cosa hecha. Yo sólo debía contestar las cartas y esa idea me encantó.
Al contrario de lo que puede parecer, Margarida Callao no se ajusta en absoluto a la imagen carrinclona que evoca el nombre de Señorita Pepis.
Le aconsejé que se comprara uno de peluche y que lo cuidara como si fuera de verdad durante un año. Si lo hacía bien, al final su madre le compraría uno».
De las muchas consultas que recibió, Margarida Callao recuerda una muy concreta que le hizo una sobrina suya: «Ella me escribía sin saber que yo era su tía, diciéndome que quería un perro pero que su madre no se lo dejaba tener.