--No pasa nada, caen como simples gotas de
lluvia, guardando los secretos para siempre en el corazón de cada gota y al ser absorvida por un
árbol, o
flor, o donde sea que caiga, guarda ese secreto como si alguien se lo hubiera contado pero nunca puede recordar qué es en realidad, como cuando uno cree que tiene algo por decir y no recuerda qué —Le explicaba la mamá pegando su mejilla contra el de su hija de cuatro años.