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ALBARES (Guadalajara)

vestuario numero dos
Foto enviada por Cabrillanes

La mujer ha alcanzado casi la igualdad plena en las sociedades del mundo desarrollado, aunque todavía queda mucho por conseguir. Sin embargo otros países continúan situando a la mujer en estratos muy inferiores. Por ejemplo, países como Arabia Saudí prohíben a sus mujeres participar mediante el voto, y en Líbano o los Emiratos Árabes Unidos pueden votar pero con muchas restricciones.
Actualidad
Todo sigue igual hasta finales del siglo XIX, cuando comienzan a surgir los primeros movimientos feministas con fuerza y poder de convocatoria. Ya durante la Revolución Francesa se habían congregado algunos sectores para exigir el sufragio femenino, pero éste no se consigue hasta 1893, cuando Nueva Zelanda se convierte en el primer país en permitir que las mujeres puedan votar sin ningún tipo de restricciones.
El despertar de la mujer
También religiones actuales como el cristianismo o el islamismo presentan a la mujer como un ser dependiente del hombre. La Ley mosaica, tradición de la religión judeocristiana, la opinión de la mujer podía ser rechazada por su padre o marido, no podía divorciarse y las hijas, por ejemplo, sólo podían heredar en ausencia de hijos varones.
La religión siempre ha mantenido a la mujer relegada a un segundo plano, siempre dependiente del hombre. Así ocurría en la religión romana, que apostaba poco o nada por la emancipación de la mujer y de la que sólo destacaba su capacidad reproductiva.
La mujer y la religión
La mujer era considerada de segunda categoría, muy inferior al hombre, y su único papel era el de permanecer en el hogar, cuidando a los hijos y esperando a que volviera el esposo.
Tampoco tenían derecho a participar en la vida política, pública o social, y mucho menos a expresar sus ideas y opiniones. Tampoco a formarse.
Relegada a las sombras
Siempre está ligada a un hombre, su vida gira en torno al sexo masculino. La mujer es viuda, comprometida o casada, esposa o madre, y pasaba de las manos del padre a las del esposo, pero nunca tenía su propia independencia.
Si bien la mujer había comenzado a despuntar en la sociedad de la Antigua Roma, en la Edad Media vuelve a dar pasos atrás. La mujer es considerada como algo frágil y su conducta es reglada y pautada hasta el más mínimo detalle.
Edad Media
. Y aunque el matrimonio no acababa hasta que el marido decía la frase "tuas res tibi habete" (llévate tus cosas), la mujer tenía el derecho del divorcio siempre que lo quisiera.
La mujer ya va alcanzando algunos derechos en la antigua sociedad romana. Ya no eran tratadas como objetos -salvo las esclavas- y en el caso del matrimonio era un vínculo entre dos, a partes iguales, y al que ninguna mujer podía o debía acceder de forma obligada.