En la actualidad el uso de la tarjeta de visita ha cambiado, quedando bastante reducida al ámbito comercial, aunque aún se utilizan estas tarjetas para ofrecer nuestra casa, para enviar algún tipo de regalo y otros usos similares, dado que las visitas de cumplido apenas existen. Además, actualmente, a nadie se le ocurre dejar una tarjeta de visita en la casa que va a visitar si no están los dueños de la casa. Si los señores de la casa estaban, cuando llegábamos al domicilio de éstos, el personal de servicio que nos abría la puerta nos preguntaba de parte de quien (a quien anunciaban) y en ese momento se les daba nuestra tarjeta de visita para que se la llevasen a los señores de la casa. Por supuesto, que este paso solo se realizaba la primera vez que se iba a una casa. Desde el siglo XIX la costumbre social de visitar a parientes y amigos, quedaba totalmente satisfecha estuviesen o no gracias a la tarjeta de visita. Pero no debemos olvidar un detalle: la tarjeta de visita siempre se entregaba al personal del servicio y nunca a los señores de la casa. Podemos decir que la "tarjeta de visita" era el acuse de recibo de que la visita se había realizado, con lo que se había cubierto el compromiso social. Ahora los señores de la casa estaban en la obligación de tener que devolver la visita. Pero, ¿qué ocurría cuando se iba de visita y no se encontraba a los dueños de la casa? Aquí entra en juego la famosa "tarjeta de visita". Si en la casa no estaban los señores, entonces se dejaba la "tarjeta de visita" al servicio, como muestra de que se había pasado por el domicilio y se daba por cumplida la visita. Y de esta práctica nació el término de la "tarjeta de visita".