Desde entonces el enclave ha subsistido gracias al tráfico de la zona. Pero todo puede cambiar tras la subasta. Además, las propietarias aseguran que en el arroyo todavía algún afortunado puede encontrar pepitas de oro. Pepitas de oro en el arroyo El pueblo fue un enclave perfecto para la búsqueda de oro en el siglo XIX. Durante varias décadas se estuvieron explotando las minas del lugar, pero llegó un momento en el que este preciado metal se agotó y el pueblo empezó a decaer. Fiebre del Oro Y es que las propietarias Julie y Daphne Fletcher, madre e hija, quieren llegar a la cifra de medio millón de dólares después de haber rebajado el precio millón y medio de dólares, que era la cifra de mercado de hace dos años.