Al final, la mujer comprendió que la gaviota quería transmitirle algún mensaje. Así fue; el ave le condujo hasta donde yacía Rachel. El animal voló hasta la casa de su hermana y, según testigos presénciales, golpeó insistentemente con las alas y el pico en una ventana. Al cabo de un rato una gaviota se posó sobre su pecho. Cuando paseaba por la playa, resbaló, cayó desde una altura de diez metros, y su cuerpo quedó tan magullado que apenas podía moverse. Rochel Flynn, de Nueva Inglaterra, Estados Unidos, salvó su vida en 1980 gracias a una gaviota.