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En 1463 en el Pont de Nôtre Dame de París, se inició la costumbre de numerar las casas para facilitar el conocimiento de su ubicación. Esta medida innovadora facilitó no solo que los ciudadanos se pudieran dirigir a los lugares con una mayor facilidad, sino que además, favoreció el cobro de impuesto y una identificación más fiable de los ciudadanos y sus lugares habituales de residencia. Fue todo un logro a escala censal y estadística.