Toda oposición era inútil, la acusaron de infidelidad, de haber tenido un hijo con un noble de la corte. Todo falso. El único error de Carolina fue adoptar a varios niños en un intento desesperado de dar y recibir amor. Para su consuelo, su carácter dulce y su sincera bondad le ganó el cariño del pueblo llano, que siempre confió en ella y la apoyó en todo momento.