Por suerte para carolina, sus amigos en la corte consiguieron que durante el juicio se la considerara inocente y pudiera conservar la corona. Pero esto no es todo, todavía faltaba la coronación de Jorge IV y este, en un acto supremo de mezquindad ordeno que nadie sin invitación podía entrar a la ceremonia y claro, no invitó a su mujer.