Entre sus mejores obras figuran La escuela de las mujeres (1662), El Tartufo (1664), Don Juan o El festín de piedra (1665), El misántropo (1666), Sganarelle o El cornudo imaginario (1660), El burgués gentilhombre (1670) y Las trapacerías de Scapin (1671). Durante la cuarta representación de El enfermo imaginario, se empezó a encontrar mal, y muriendo en escena. Bonito y justo final, para quien había hecho de su vida el teatro.