No andaba erguido, sino en una extraña combinación de cuatro, tres o incluso dos patas en ocasiones, pero siempre encorvado. Extrañamente, no parecía oír los ruidos fuertes pero podía escuchar sonidos apenas audibles para otras personas, como pasos lejanos o corrientes de aire. Además observó un ensimismamiento fuera de lo normal, causado posiblemente por la falta absoluta de contacto humano anterior.