Bernardita, oía por primera vez esas palabras. Mientras se dirigía a la casa parroquial, para contarle al párroco (ya que este le había dado el encargo de preguntar a la visión como se llamaba), iba ella por todo el camino repitiendo "Inmaculada Concepción", esas palabras tan misteriosas y difíciles para una niña analfabeta.