Tiger Woods era la imagen del éxito y la perfección, el mejor reclamo para cualquier marca. Hasta que salieron a la luz sus múltiples amantes y sus malos hábitos al volante. Después de aquello, los contratos que el golfista tenía con marcas como Gillete o Gatorade se esfumaron. Sólo Nike, con quien firmó en 2006, respaldó al deportista.
