Una de las mayores "disputas" a la hora de sentar a los niños a la mesa es la postura. Les suele gustar moverse, sentarse de lado, inclinar la silla, etc. Se deben sentar con la silla pegada a la mesa, rectos con la espalda pegada al respaldo de la silla (si la silla es de su tamaño, claro), y deben saber que no deben jugar con la silla, balanceándose, por ejemplo, hasta caerse como suele ocurrir a veces. Y tampoco se levanta nadie de la mesa, antes de que todos hayan terminado de comer.
Cuando los niños son pequeños, para acostumbrarle a los cubiertos de los mayores, se pueden utilizar unos cubiertos de menor tamaño, que se adaptan mejor a sus características físicas (la cuchara de mayores no les cabe en la boca por ejemplo, y el cuchillo es demasiado largo para ellos). Tampoco debemos obligarlos a tomar ciertos alimentos, que sean demasiado fuertes o indigestos para ellos.
Hay tener cuidado con darles demasiados líquidos a la hora de la cena (sopas, agua, etc.) si el niño es propenso a orinarse en la cama. Lo mismo con alimentos que puedan trastornarles en alguna medida el sueño (digestiones pesadas).
Cuando los niños son pequeños, para acostumbrarle a los cubiertos de los mayores, se pueden utilizar unos cubiertos de menor tamaño, que se adaptan mejor a sus características físicas (la cuchara de mayores no les cabe en la boca por ejemplo, y el cuchillo es demasiado largo para ellos). Tampoco debemos obligarlos a tomar ciertos alimentos, que sean demasiado fuertes o indigestos para ellos.
Hay tener cuidado con darles demasiados líquidos a la hora de la cena (sopas, agua, etc.) si el niño es propenso a orinarse en la cama. Lo mismo con alimentos que puedan trastornarles en alguna medida el sueño (digestiones pesadas).