Numerosos historiadores coinciden en que la mujer fue la potenciadora de la agricultura en los primeros tiempos debido sobre todo a que, aunque era una sociedad de carácter más matriarcal y los principales dioses eran de sexo femenino, era el hombre el que se dedicaba a los grandes trabajos, relegando a la mujer a las tareas más sencillas como era recoger comida, plantar, etc.