El Titanic más que un barco, era considerado un palacio flotante, batía también el récord de lujo: podíamos encontrar desde baños turcos, hasta piscinas, gimnasio, un bar para 500 personas, campos de tenis, pistas para ciclistas, salones enormes, sala de fumadores, librerías... En definitiva un lujo, al alcance de unos pocos.