Aunque en España es abundantísima en invierno, presentándose en gran número en todas las regiones, no por ello la población nidificante es pequeña, como vulgarmente se piensa, al asociar el ave a temperaturas bajas, y de ahí su nombre castellano. En efecto, a pesar de que el número de parejas es mínimo en la mayoría de las zonas, sólo la población de las Marismas del Guadalquivir alcanza varios cientos de parejas, fluctuando según los años.