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Martes 14 de diciembre de 2010
Juan de la Cruz
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Sof 3,1-2.9-13: Se promete la salvación mesiánica a todos los pobres
Salmo 33: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Mt 21,28-32: Los más despreciados le creyeron a Juan
El evangelio de hoy va en conexión con el de ayer. Aún Jesús se encuentra en el templo de Jerusalén con los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, personajes que representan la máxima autoridad religiosa, política y económica de su sociedad. Jesús les propone la parábola del padre y sus dos hijos: el que hace la voluntad del Padre es aquél que se arrepiente, quien reconoce que no ha hecho su voluntad y retorna a él. En cambio hay otros, como los fariseos, que dicen cumplir la voluntad del Padre, pero no lo hacen. Ante ello, los que entran al reino de los cielos son los que creyeron en la predicación de Juan, en su bautismo de conversión, en su predicación de justicia; quienes tuvieron un cambio de vida que los transformó hacia Dios, como en este caso los publicanos y las prostitutas. Los sacerdotes y fariseos no creyeron en Juan, y ni aun viéndole se arrepienten para creer; y esto es lo que Jesús les cuestiona. No reconocen en la acción de Juan la legítima voluntad de Dios. ¿Estamos descubriendo hoy la voluntad de Dios en aquellas personas que desean transformar la conciencia de los hombres para crear un mundo más justo?
Colaboración Servicio Bíblico Latinoamericano
Martes 14 de diciembre de 2010
Juan de la Cruz
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Sof 3,1-2.9-13: Se promete la salvación mesiánica a todos los pobres
Salmo 33: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Mt 21,28-32: Los más despreciados le creyeron a Juan
El evangelio de hoy va en conexión con el de ayer. Aún Jesús se encuentra en el templo de Jerusalén con los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, personajes que representan la máxima autoridad religiosa, política y económica de su sociedad. Jesús les propone la parábola del padre y sus dos hijos: el que hace la voluntad del Padre es aquél que se arrepiente, quien reconoce que no ha hecho su voluntad y retorna a él. En cambio hay otros, como los fariseos, que dicen cumplir la voluntad del Padre, pero no lo hacen. Ante ello, los que entran al reino de los cielos son los que creyeron en la predicación de Juan, en su bautismo de conversión, en su predicación de justicia; quienes tuvieron un cambio de vida que los transformó hacia Dios, como en este caso los publicanos y las prostitutas. Los sacerdotes y fariseos no creyeron en Juan, y ni aun viéndole se arrepienten para creer; y esto es lo que Jesús les cuestiona. No reconocen en la acción de Juan la legítima voluntad de Dios. ¿Estamos descubriendo hoy la voluntad de Dios en aquellas personas que desean transformar la conciencia de los hombres para crear un mundo más justo?
Colaboración Servicio Bíblico Latinoamericano