Otro refrán.
A casa empeñada, no la salva buena añada.
Porque la deuda de un empeño inmobiliario, difícilmente bastará a saldarla la cosecha de un año, por pingüe que sea.
A casa empeñada, no la salva buena añada.
Porque la deuda de un empeño inmobiliario, difícilmente bastará a saldarla la cosecha de un año, por pingüe que sea.