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ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA DE SAN
ESTEBAN DE ALBARES.´
Sus propios los tenía arrendados el cura de Driebes, primero Rodrigo Mexía y, después, Manuel Mexía, quienes estaban obligados a realizar los arreglos que esta ermita necesitara, como aconteció en 1509 y 1548. Pero a partir de 1563 figura a cargo del Concejo, junto a las de San Cristóbal y Santa Bárbara. Aunque en 1581, con motivo de un nuevo arreglo aparecen en manos de particulares tanto la de Santa Ana como la de San Cristóbal. El edificio que mejor ha llegado hasta nosotros, si exceptuamos la iglesia, es la ermita de San Antonio, debido a la reedificación que de su planta y cuerpo, incluida la bóveda y la sacristía, se hubo de hacer entre 1723-1733. Este último año fue construido el retablo que se conserva hoy en día. El precio de esta reedificación se elevó a la apreciable cantidad de 70.000 reales. Desde el siglo XVI, esta ermita contaba con una capellanía de la que se sacaba el dinero suficiente para su mantenimiento. Así, por ejemplo, con motivo de las obras de arreglo que hubo de hacerse en 1705-1709, el dinero se obtuvo de un cañamar que tenía desde antiguo el licenciado Pedro Martínez Jordán y después sus herederos.
ESTEBAN DE ALBARES.´
Sus propios los tenía arrendados el cura de Driebes, primero Rodrigo Mexía y, después, Manuel Mexía, quienes estaban obligados a realizar los arreglos que esta ermita necesitara, como aconteció en 1509 y 1548. Pero a partir de 1563 figura a cargo del Concejo, junto a las de San Cristóbal y Santa Bárbara. Aunque en 1581, con motivo de un nuevo arreglo aparecen en manos de particulares tanto la de Santa Ana como la de San Cristóbal. El edificio que mejor ha llegado hasta nosotros, si exceptuamos la iglesia, es la ermita de San Antonio, debido a la reedificación que de su planta y cuerpo, incluida la bóveda y la sacristía, se hubo de hacer entre 1723-1733. Este último año fue construido el retablo que se conserva hoy en día. El precio de esta reedificación se elevó a la apreciable cantidad de 70.000 reales. Desde el siglo XVI, esta ermita contaba con una capellanía de la que se sacaba el dinero suficiente para su mantenimiento. Así, por ejemplo, con motivo de las obras de arreglo que hubo de hacerse en 1705-1709, el dinero se obtuvo de un cañamar que tenía desde antiguo el licenciado Pedro Martínez Jordán y después sus herederos.