Estamos en el año de 1582, la madre tiene sesenta y siete años, “ya estoy vieja” dice ella a sus hijas. Quería ir a Ávila para dar la profesión a su sobrina Teresita, pero el P. Antonio de Jesús, vicario provincial, le cambió los planes ordenándole que fuese a Alba, porque la duquesa esperaba un hijo y querían tenerla en el momento del alumbramiento.