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ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN DE ALBARES
Las campanas.
Uno de los elementos más característicos de nuestras iglesias han sido y siguen siendo las campanas. En Albares, como no podía ser menos, han tañido las campanas desde los primeros momentos en que se levantó la iglesia. Coincidiendo con la edificación de la iglesia, en 1586, el campanero Melchor de Peralta hizo una campana, en La Puebla de Almenara, por un valor de 9.826 maravedís.
En 1621, Juan de Casa Alvear, vecino de Villa del Campo, hizo otra campana.
En el inventario que se realizó en 1696, consta que había en la torre dos campanas grandes, una que servía al reloj y otra, era conocida como la "gorda". Además, había otras dos medianas y un cimbalillo.
En 1750 y debido a que la campana mayor, muy probablemente la conocida como"campana gorda", que tenía la iglesia estaba quebrada, se hizo necesario su fundición y fabricación de una nueva campana. Para realizar esta obra se llamó al maestro campanero Pedro de Guemen, vecino de Madrid. La nueva campana costó 600 reales, en los que se englobaba el trabajo de los peones y los materiales necesarios para su fundición, que correrían a cargo de la villa, más el valor de las 600 arrobas de metal de Holanda, necesarias para la buena "liga" que se pretendía realizar, y que costaba 8 reales cada libra, además de todo el material que aportara el maestro campanero.
Las campanas.
Uno de los elementos más característicos de nuestras iglesias han sido y siguen siendo las campanas. En Albares, como no podía ser menos, han tañido las campanas desde los primeros momentos en que se levantó la iglesia. Coincidiendo con la edificación de la iglesia, en 1586, el campanero Melchor de Peralta hizo una campana, en La Puebla de Almenara, por un valor de 9.826 maravedís.
En 1621, Juan de Casa Alvear, vecino de Villa del Campo, hizo otra campana.
En el inventario que se realizó en 1696, consta que había en la torre dos campanas grandes, una que servía al reloj y otra, era conocida como la "gorda". Además, había otras dos medianas y un cimbalillo.
En 1750 y debido a que la campana mayor, muy probablemente la conocida como"campana gorda", que tenía la iglesia estaba quebrada, se hizo necesario su fundición y fabricación de una nueva campana. Para realizar esta obra se llamó al maestro campanero Pedro de Guemen, vecino de Madrid. La nueva campana costó 600 reales, en los que se englobaba el trabajo de los peones y los materiales necesarios para su fundición, que correrían a cargo de la villa, más el valor de las 600 arrobas de metal de Holanda, necesarias para la buena "liga" que se pretendía realizar, y que costaba 8 reales cada libra, además de todo el material que aportara el maestro campanero.