LA FAMILIA ALCALÁ GALIANO Y ALBARES.
... Y sigue escribiendo Antonio:
Mi padre, nacido en la villa de Cabra, en octubre de 1760, era teniente de navío cuando yo vi la luz en Cádiz, a 22 de julio de 1789. Más de una vez, con las supersticiones de que nadie está exento, he meditado en la rara circunstancia que me hizo nacer a mí destinado a vivir entre revueltas e inquietudes y a tomar una parte considerable en las de mi patria, en el mes y año en que empezó en el mundo la más importante y grave mudanza que han visto todas las edades. En efecto, ocho días había de la caída de la Bastilla en París, lance primero de la gran tragedia que tanto conmovió a Francia y ha venido a dislacerar, a madurar y a renovar el mundo, cuando vi yo la luz primera. Confieso, por otra parte, que esta reflexión es impertinente, porque en los mismos días hubieron de nacer miles destinados a vida más pacífica y oscura que la mía, casi todos ellos a mejor fortuna, y los que a mala, aun de otra clase que la que me ha tocado en suerte.
... Y sigue escribiendo Antonio:
Mi padre, nacido en la villa de Cabra, en octubre de 1760, era teniente de navío cuando yo vi la luz en Cádiz, a 22 de julio de 1789. Más de una vez, con las supersticiones de que nadie está exento, he meditado en la rara circunstancia que me hizo nacer a mí destinado a vivir entre revueltas e inquietudes y a tomar una parte considerable en las de mi patria, en el mes y año en que empezó en el mundo la más importante y grave mudanza que han visto todas las edades. En efecto, ocho días había de la caída de la Bastilla en París, lance primero de la gran tragedia que tanto conmovió a Francia y ha venido a dislacerar, a madurar y a renovar el mundo, cuando vi yo la luz primera. Confieso, por otra parte, que esta reflexión es impertinente, porque en los mismos días hubieron de nacer miles destinados a vida más pacífica y oscura que la mía, casi todos ellos a mejor fortuna, y los que a mala, aun de otra clase que la que me ha tocado en suerte.